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| 5 de septiembre de 2013 |
A mí siempre me repitieron en la Escuela de Arquitectura que el arquitecto es alguien que sabe de todo pero de nada, es decir, que la carrera es un estupendo picoteo de aquí y de allá pero que el volumen de contenido es tal que no es posible abarcarlo todo, es imposible profundizar en cada una de las materias. Esa sensación de pajarito se me reproduce en estos tiempos cuando ando saltando de ciudad en ciudad (e incluso cuando vuelvo a la mía de origen), acompañada eso sí de un mayor sentimiento de culpa, por lo que a la gravedad que implica el desconocimiento del lugar que se habita se refiere...
Por esos derroteros se me pierde a veces el pensamiento en los largos viajes de autobús, por lo que nada más llegar a Freiburg y con la excusa de salir de casa en ese día perro que supone andar deshaciendo maletas y volviendo a encontrar el sitio de todo y sobre todo de uno mismo, salí a dar una vuelta por el centro y acabé perdiéndome por una de mis librerías favoritas. El resultado, esta pequeña guía, que describe de manera sencilla nada más y nada menos que 60 excursiones por los alrededores de Freiburg. No podía acabar mejor la temporada estival y coger con más fuerzas el cercano otoño.
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